Sal para piscinas

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La sal para piscinas, utilizando corriente eléctrica de bajo voltaje, se puede convertir en cloro libre. Este procesos es conocido como electrólisis salina o del cloruro sódico.

La electrólisis es un proceso para separar un compuesto en los elementos que lo conforman, utilizando para ello la electricidad. Los sistemas de electrolisis salina generan cloro a partir de la
sal común disuelta en el agua. La sal necesaria para su funcionamiento debe ser añadida
una sola vez a la piscina en una concentración de 4-6 g./l. (6 veces inferior a la del agua
del mar) y similar a un suero fisiológico o a la lágrima humana.

Sal para piscinas: ventajas

Este sistema tiene la ventaja del bajo coste de transporte, almacenamiento y gestión, comparado con otros sistemas.

Además ele cloruro sódico trabaja en un ciclo cerrado, no hay consumo de sal, ya que el ácido hipocloroso, una vez que ha reaccionado con la materia orgánica y con los patógenos para destruirlos, vuelve a convertirse en cloruro, y el ciclo puede repetirse.

Sal para piscinas: concentración

La concentración óptima de sal en el agua es de 1,5 a 3 gramos/litro, lo cual proporciona un ligero sabor salado al agua de la piscina. Esta concentración de sal es prácticamente imperceptible ya que es 6 veces inferior a la del agua del mar (como la que contiene una lágrima).

Sal para piscinas: la electrólisis del cloruro sódico

La sal para piscinas se utiliza para la electrolisis del cloruro sódico (sal común), que es una de las formas de suministrar cloro a una piscina mediantes su generación in situ.

El cloro generado en el ánodo es inestable en el rango del pH típico del agua de una piscina (7,0- 8,0) transformándose en ácido hipocloroso/hipoclorito.

En el cátodo se produce hidrógeno, por reducción del ión H+ del agua. En el seno de la disolución quedan iones Na+ y OH-. Todos los iones se recombinan para producir ácido hipocloroso, el verdadero agente desinfectante.